jueves, 31 de enero de 2008

SAN JUAN BOSCO un santo para imitar

San Juan Bosco siendo un niño de nueve años soñó en su vocación sacerdotal y misionera, que luego lo llevaron a mirar las soledades de la Patagonia y de Tierra del Fuego. Fundó una nueva congregación en la Iglesia "Los Salesianos", y enseguida se dilató en múltiples obras.

Organizó numerosas expediciones de misioneros que partieron hacia todas las direcciones y poblaron los cinco continentes.
Consideró y amó siempre a Argentina como su segunda patria, enviando a estas lejanas tierras las primeras expediciones de misioneros salesianos. Brilla en el cielo de la Iglesia como un astro de primera magnitud. Dios le dio un corazón grande, inconmensurable, como la arena de la playa de los mares. El es el gran santo de la historia, que ha realizado la obra más universal, más útil para la humanidad. El sacerdote educador y pedagogo, padre de los huérfanos y niños abandonados. El inventor del Sistema Preventivo para la educación, fundado principalmente en la razón, en amabilidad, y en la religión, que brinda a Dios, a la comunidad y a la Patria jóvenes con capacidad de entrega, ciudadanos capaces de asumir sus responsabilidades en la Iglesia y en la sociedad de nuestros tiempos. El confesor por vocación, que pasaba largas horas en el confesionario, y que jamás lo rindió la fatiga, confesando con caridad y paciencia a los niños. El que fue siempre sacerdote y en todas partes: en la iglesia, en el púlpito, en el altar, en el confesionario, en la calle, en el taller, en la casa del pobre, del enfermo y en los palacios de los reyes. El propulsor de vocaciones al estado sacerdotal y religioso, el forjador de laicos comprometidos con el auténtico testimonio de vida cristiana.

Juan Bosco fue apodado "El Loco" porque Dios le comunicaba en sueños aquellas cosas que parecían locuras, y que conservaba el juicio claro en medio de la confusión apocalíptica de aquellos tiempos.
Como predicador anunciaba la Palabra de Dios con sencillez, la proclamaba con el Fuego del Espíritu Santo, y la realizaba con el gozo cotidiano del testimonio de su vida sacerdotal. Inició la obra de redención de la juventud pobre y abandonada.

Aquí les comparto alguno de sus consejos:
"Guardaos de que nadie pueda pensar que os dejáis llevar por los arranques de vuestro espíritu. Es defícil, al castigar, conservar la debida moderación, la cual es necesaria para que en nadie pueda surgir la duda de que obramos sólo para hacer prevalecer nuestra autoridad o para desahogar nuestro mal humor.
Mantengamos sereno nuestro espíritu, evitemos el desprecio en la mirada, las palabras hirientes; tengamos comprensión en el presente y esperanza en el futuro, como conviene a unos padres de verdad, que se preocupan sinceramente de la corrección y enmienda de sus hijos.
En los casos más graves, es mejor rogar a Dios con humildad que arrojar un torente de palabras, ya que estas ofenden a los que las escuchan, sin que sirvan de provecho alguno a los culpables". (Tomado de sus Cartas)

Oremos:
Señor Dios nuestro, que has dado a la Iglesia, en San Juan Bosco, un padre y un maestro de la juventud, concédenos que movidos por un amor semejante al suyo, nos entreguemos a tu servicio, trabajando por la salvación de nuestros hermanos. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo.


lunes, 28 de enero de 2008

CARTA DEL PAPA JAIME

El domingo pasado, cuando venía descendiendo de Monserrate al amanecer, después de mi meditación diaria, me sorprendí al ver en el pasto huellas recientes de sangre que se mezclaban con el rocío. Aquel color rojo encendido llamó fuertemente mi atención, ya que contrastaba con las gotas puras y transparentes del rocío. Inmediatamente pensé que habían atracado a alguien, por lo que decidí seguir las huellas, las cuales me llevaron a ascender nuevamente la montaña.

Mis ojos no podían creer lo que estaba viendo, ya que me encontré cara a cara con una mujer que se había auto flagelado y torturado y se arrastraba descalza con un rosario en sus manos llenas de sangre, tratando de cumplir una promesa que le había hecho a Dios, porque había sanado a su hija de una enfermedad muy grave.

Me quedé compartiendo un tiempo con ella, escuchando y tratando de entender lo que miles de seres humanos han dado por un dogma de fe y creen que es verdad. Después de escucharme por un buen rato, ella despertó de su inconsciencia y por primera vez, comprendió que el sufrimiento y el auto flagelo no la acercaban más a Dios y que la forma real de acercarse a él, es cuando compartimos el amor que está en nuestro corazón con todos los demás.

Espero que este mensaje haya llegado a tu corazón, fortalezca tu espíritu y lo puedas compartir con tus seres queridos.

Y recuerda …… Nunca, nunca jamás dejes de soñar

Un gran abrazo

Jaime Jaramillo "Papá Jaime"