lunes, 28 de enero de 2008

CARTA DEL PAPA JAIME

El domingo pasado, cuando venía descendiendo de Monserrate al amanecer, después de mi meditación diaria, me sorprendí al ver en el pasto huellas recientes de sangre que se mezclaban con el rocío. Aquel color rojo encendido llamó fuertemente mi atención, ya que contrastaba con las gotas puras y transparentes del rocío. Inmediatamente pensé que habían atracado a alguien, por lo que decidí seguir las huellas, las cuales me llevaron a ascender nuevamente la montaña.

Mis ojos no podían creer lo que estaba viendo, ya que me encontré cara a cara con una mujer que se había auto flagelado y torturado y se arrastraba descalza con un rosario en sus manos llenas de sangre, tratando de cumplir una promesa que le había hecho a Dios, porque había sanado a su hija de una enfermedad muy grave.

Me quedé compartiendo un tiempo con ella, escuchando y tratando de entender lo que miles de seres humanos han dado por un dogma de fe y creen que es verdad. Después de escucharme por un buen rato, ella despertó de su inconsciencia y por primera vez, comprendió que el sufrimiento y el auto flagelo no la acercaban más a Dios y que la forma real de acercarse a él, es cuando compartimos el amor que está en nuestro corazón con todos los demás.

Espero que este mensaje haya llegado a tu corazón, fortalezca tu espíritu y lo puedas compartir con tus seres queridos.

Y recuerda …… Nunca, nunca jamás dejes de soñar

Un gran abrazo

Jaime Jaramillo "Papá Jaime"

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