jueves, 30 de agosto de 2007

7. Interpretacion de la Biblia

El sentido autentico de las Sagradas Escrituras solo podemos conocerlo por la Iglesia, porque solo la Iglesia, no puede errar en su interpretación. Ya de la definición de la Sagrada Escritura ensenada por el Concilio Vaticano I, se desprende esta condición esencial de la interpretación de la Biblia, a saber, que únicamente la Iglesia, mediante su Magisterio, es el interprete autentico de la Sagrada Escritura. Por ello la Biblia no puede ser plenamente entendida por quien no tenga la fe cristiana. Ocurre ante la Biblia como ante la figura de Jesucristo: quien no tenga la fe, solo podrá ver en Jesus a un hombre interesante, extraordinario y singular. Pero con ello queda muy lejos de la verdad, ya que no entenderá a Jesucristo quien no crea que es el Hijo de Dios Encarnado, la segunda Persona de de la Santísima Trinidad, el único Salvador y Redentor de la Humanidad.

La Biblia, en su sentido profundo, no puede ser entendida por quien no crea en su divina inspiración en que tiene a Dios por autor principal. Este hecho es norma indispensable para una recta interpretación de la Biblia, no pudiendo ser sustituida por ninguna técnica humana: literaria, histórica, filosófica, etc. En cuanto que es un libro humano de notable antigüedad, se han de tener en cuenta las circunstancias históricas, el género literario, etc. como ocurre con cualquier documento antiguo.

El Catecismo de la Iglesia Católica (nn. 101-114) nos enseña los tres (3) criterios para una interpretación de la Escritura conforme al Espíritu que la inspiró:
1. Prestar una gran atención "al contenido y a la unidad de toda la Escritura". En efecto, por muy diferentes que sean los libros que la componen, la Escritura es una en razón de la unidad del designio de Dios, del que Cristo Jesús es el centro y el corazón, abierto desde su Pascua (cf. Lc 24, 25-27. 44-46). El corazón (cf. Sal 22,15) de Cristo designa la sagrada Escritura que hace conocer el corazón de Cristo. Este corazón estaba cerrado antes de la Pasión porque la Escritura era oscura. Pero la Escritura fue abierta después de la Pasión, porque los que en adelante tienen inteligencia de ella consideran y disciernen de qué manera deben ser interpretadas las profecías.

2. Leer la Escritura en "la Tradición viva de toda la Iglesia". Según un adagio de los Padres, "La Sagrada Escritura está más en el corazón de la Iglesia que en la materialidad de los libros escritos". En efecto, la Iglesia encierra en su Tradición la memoria viva de la Palabra de Dios, y el Espíritu Santo le da la interpretación espiritual de la Escritura.

3. Estar atento "a la analogía de la fe" (cf. Rom 12,6). Por "analogía de la fe" entendemos la cohesión de las verdades de la fe entre sí y en el proyecto total de la Revelación.

6. Conservacion de los Libros Sagrados

Después de preguntarnos ¿Qué es la Biblia? y ¿Cuáles son los libros que integran la Biblia? nos debemos preguntar ¿Qué relación tienen los libros de la Biblia que hoy leemos con los originales que salieron de las manos de los autores sagrados? ¿Se conservan y reproducen el texto original inspirado?

Hay que advertir que la Iglesia no conserva ningún manuscrito salido de las manos de su autor, sino copias directas o indirectas del original. Esta circunstancia es idéntica a la que se produce con los monumentos literarios de la antigüedad.

Los libros del Antiguo Testamento fueron escritos originalmente en hebreo, a excepción del libro de la Sabiduría y del segundo libro de los Macabeos, que fueron escritos en griego; también algunos fragmentos de otros libros fueron escritos por sus autores en griego o arameo. El Nuevo Testamento, en cambio, fue escrito originariamente en griego, a excepción de la primera redacción del Evangelio de San Mateo, que fue en arameo.

Igualmente, por lo que se refiere a las fechas de composición, el Antiguo Testamento comienza a ser escrito posiblemente a fines del siglo XIII a.C y termina a principios del siglo I a.C.: un largo periodo de 12 siglos. El Nuevo Testamento, en cambio, fue redactado en el breve tiempo de unos 50 anos, aproximadamente desde el 50 al 100 d.C.
Pues bien, la Biblia, y de modo especial el Nuevo Testamento, es sin comparación posible con cualquier otra pieza literaria de la antigüedad, el mejor y el mas abundantemente documentado: como dato elocuente de contraste entre la Biblia y cualquier otra literatura, se puede citar el hecho de que las obras literarias cumbres de la antigüedad, como la Iliada y la Odisea de Homero y algunas obras de Platón y Aristóteles, que son de las que mas manuscritos poseemos, en ningún caso llegan al millar de copias; es mas, solo se conservan unas pocas decenas, y en su mayor parte, de época muy tardía (entre siglos X y XV). En cambio, de la Biblia se conservan unos 6.000 manuscritos en las lenguas originales (hebreo y griego) y unos 40.000 manuscritos en antiquísimas versiones (copto, latín, armenio, arameo, etc).

Por esto, la Biblia, además de su autoridad divina, goza también de una verificabilidad histórico-critica incomparablemente superior a cualquier obra literaria antigua.

miércoles, 29 de agosto de 2007

5. Los libros que integran la Biblia

Puesto que la inspiración divina de la Biblia es una gracia sobrenatural, solo Dios puede revelar cuales son los libros inspirados por El. La lista de los libros inspirados constituye el “Canon Bíblico”.

La realidad revelada del Canon Bíblico esta en la fe de la Iglesia desde sus orígenes. Los testimonios documentales mas importantes que se conservan de esta fe son los decretos de los Concilios de Cartago (alrededor del a. 400) y algunos otros documentos del Magisterio ordinario de la Iglesia desde el siglo V. El Concilio Florentino (a. 1441) recogió esta Tradición de la Iglesia. Esta verdad de fe fue definida solemnemente por el Concilio de Trento (a. 1546). El Concilio Vaticano I (a. 1870) reitero de modo solemne la definición del Concilio Tridentino, que a su vez ha asumido el Concilio Vaticano II (cf. DV,11).

El concepto de “canonicidad” supone el de “inspiración”. Un libro es canónico cuando habiendo sido escrito bajo la inspiración divina es reconocido y propuesto como tal r la Iglesia. La Iglesia no define como canónico ningún libro que no sea inspirado. El criterio que ha servido al Magisterio de la Iglesia para la definición de cuales son en concreto los libros inspirados y canonicos es la Sagrada Tradición, que arranca de Jesus y los Apostoles, interpretada con la asistencia del Espiritu Santo.

El Antiguo Testamento se compone, según el Canon Biblico, de 39 libros (para los judíos y protestantes), 46 libros (para los católicos, 47 si se toma el libro de Jeremías como libro aparte del libro de Baruc), 49 (para la Iglesia Ortodoxa, 50 si se toma aparte la Carta de Jeremías) y otras cantidades para otras creencias.
El Nuevo Testamento, que no se encuentra en los escritos judíos, se compone de 27 libros para todos los demás.
Así, el total de libros de la Biblia es de 66, 73 (o 74) o 76 (o 77) según el canon. Los 7 libros que no se encuentran en los escritos judíos pero sí en la Biblia católica se conocen como
deuterocanónios (o apócrifos para los protestantes). Los 3 libros que además se encuentran en la Biblia ortodoxa también se les suele denominar como deuterocanónicos por algunos o apócrifos por otros.

martes, 28 de agosto de 2007

4. El mensaje de la Biblia

La Biblia no nos habla de Dios a la manera de los otros libros, sino que en ella Dios nos habla de si mismo. Tanto el Antiguo como el Nuevo Testamento son Palabra de Dios, Palabra viva y vivificante.

La Biblia contiene lo más importante de la historia humana en orden a nuestra salvación; a través de esa historia, como motor interno que la impulsa, hay otra realidad histórica: los impulsos, las fuerzas y sentimientos que Dios ha ido poniendo en los protagonistas de esa historia o en los autores sagrados que pusieron por escrito tales acontecimientos. Hay, pues, en el interior de esa historia humana como otra historia que hace Dios a través de nosotros, en favor nuestro y con nuestra colaboración. Fundamentalmente la Biblia es Historia de la Salvación. En medio de ella se alza la clave para entender esa historia: la Muerte y Resurrección de Jesus. Así salva Dios a la humanidad de la esclavitud del pecado, de la muerte y del demonio. Jesucristo es el centro de la Biblia.

La historia bíblica tiene un comienzo y un final. Ese comienzo es la creación del hombre y su inmediata elevación a un estado de justicia y santidad, de gracia, de felicidad, dramáticamente perdido. El final es la visión del Cielo, bajo la imagen de la Jerusalén celestial, la futura Ciudad Santa de Dios. Esta historia bíblica se desarrolla a través del tiempo y del espacio. Podemos reconocer en ella unas edades en las que se divide a grandes rasgos:


1. Después del paraíso perdido corrieron lentamente los tiempos. Dios -una vez cometido el pecado original- promete el futuro Salvador, que nacería de la estirpe de la Mujer (cf. Gn 3, 15).
Transcurrieron luego los siglos en los que Dios no abandono del todo a la humanidad. Así manifestó su misericordia con los antiguos patriarcas, como Henoc y sobre todo Noe, con quien entro en especiales relaciones de alianza.
Durante este periodo Dios tiene paciencia, tolera que la humanidad experimente en si misma las tristes consecuencias del pecado y de la ignorancia sobre el verdadero Dios.

2. Llegado un determinado momento, Dios interviene de modo mas decisivo en la historia humana: es la vocación de Abrahán seguida de la promesa “En ti (en tu descendencia) serán benditas todas las tribus de la tierra” (Gn 12, 3). Este es “el tiempo de la promesa” como dice San Esteban en su discurso (Hch 7, 17). Desde entonces la humanidad anda dividida:
- de un lado el pueblo que nace de Abrahan;
- de otro, el gran resto de la humanidad, los gentiles.
La vida humana, fuera del pueblo elegido, se regia por los principios esculpidos por Dios en la conciencia; esos hombres podían salvarse mediante el cumplimiento de la ley natural, ya que Dios no niega la gracia a quien hace lo que esta de su parte. Pero los hombres, en gran proporción, ahogaron la voz de la conciencia y permanecieron en el pecado (cf. Rom 1, 18-32).

3. Una nueva intervención de Dios inicia el tiempo de la Ley. Dios elige esta vez a Moisés, revelándole su propia intimidad en el episodio de la zarza ardiendo (cf. Ex 3, 14-17) y estableciendo un pacto, la Alianza del Sinai (cf. Ex 19, 24), en la que Dios da a los hebreos la Ley, que habrían de cumplir para mostrar su fidelidad a la Alianza. Dios constituye así a los clanes hebreos en el pueblo de Dios. Desde el siglo XIII a.C. hasta Jesucristo, la historia bíblica no es otra que la historia de la Antigua Alianza.

La Alianza junto con la Ley dada por medio de Moisés, punto de arranque del pueblo elegido, serán el centro de resurgimiento hacia el cual Israel deberá tornar una y otra vez a su vocación de Pueblo de Dios. En momentos graves o especialmente solemnes, se renovara la antigua Alianza. Discurrirán épocas diversas:

- la de la conquista de Canaan bajo el liderazgo de Josué (fines del siglo XIII a.C);

- el periodo de las tribus dispersas, agrupadas parcial y ocasionalmente por los Jueces (siglo XII y XI a.C);

- los grandes siglos de la monarquía hebrea, en los que los Profetas ejercitaran un trascendental ministerio religioso y volverán a exhortar al pueblo y a sus dirigentes para que vuelvan al espíritu autentico de la Alianza y de la Ley (siglos XI-VI a.C);

- la gran crisis nacional y religiosa del exilio de Babilonia (siglo VI a.C), terrible prueba de la que el alma israelita se rehace gracias a los Profetas y a algunos dirigentes de profunda religiosidad como Esdras y Nehemias;

- el largo periodo posterior al exilio (siglo V al I a.C), no exento de peligros como la helenización forzada a la que quisieron someter los monarcas seleucidas de Siria a los judíos, y contra la que estos se sublevaron bajo el liderazgo de los Macabeos (siglo II a.C).


Durante estos siglos se fue construyendo a la vez la Religión y la Historia de Israel. A impulsos del Espíritu divino, los Jueces, los Reyes y los caudillos defendieron la independencia nacional, condición necesaria para conservar la pureza monoteísta de la religión revelada del A.T.

A impulsos del Espíritu de Dios los Profetas fueron enseñando las verdades de la Revelación:

- unos acentuaron la responsabilidad moral y social del Pueblo de Dios (v.gr. Amos);

- otros acentuaron el infinito y entrañable amor de Dios por su pueblo (v.gr. Oseas);

- otros insistieron en la inefable trascendencia de la majestad divina (v. gr. Isaías);

- otros insistieron en la necesidad de la confianza sin limites en Dios (v. gr. Jeremias);

- otros acentuaron la responsabilidad individual frente al anonimato de la colectividad (v. gr. Ezequiel); etc.

Mientras tanto un río conductor de la esperanza se fue haciendo haciendo cada vez mas caudaloso, formando el cauce de la predicación profética: El mesianismo del A.T., que tendrá su cumplimiento en la Persona y en la obra de Jesucristo, el Mesías. Al mismo tiempo y sobre todo en los últimos siglos de la historia del AT., se ha ido desarrollando la sabiduría hebrea: espíritus selectos, escogidos por Dios, formados en la meditación de la Ley y en las enseñanzas de los Profetas, y cultivados en la reflexión profunda sobre la vida, irán labrando, bajo la inspiración del Espíritu Santo, la llamada literatura sapiencial del AT., que completara la Revelación, preparando a los hombres para la venida del Mesías Salvador en la “plenitud de los tiempos” (cf. Gal 4, 4).


4. La “plenitud de los tiempos”: la Encarnación del Verbo de Dios, Jesucristo. Por su vida sobre la tierra, por su sacrificio en la Cruz seguido de su Resurrección gloriosa, Cristo alcanza la victoria sobre los poderes y fuerzas que esclavizan a la humanidad. Jesus trae como una nueva y definitiva creación, aunque muy distinta de la primera. El es el nuevo Adán –según la imagen de San Pablo – primogénito de toda la creación renovada: El es la Cabeza del nuevo Pueblo de Dios, la Iglesia, no asentado sobre la “carne y la sangre”, sino sobre el espíritu y la caridad, sobre la Nueva Alianza en la propia Sangre de Jesus. Por su Resurrección y Ascensión al cielo, la Humanidad de Jesus, unida a su Divinidad en la misma y única Persona del Verbo (=unión hipostática), recibe del Padre el señorío sobre toda la creación –visible e invisible, terrestre y celestial-: en El han comenzado los últimos tiempos de la historia.

3. La Divina Inspiracion de la Biblia


¿Cómo actúa la acción divina de la inspiración sobre los autores humanos de los Libros Sagrados?

La inspiración divina ilustra su inteligencia para que puedan concebir con rectitud todo aquello y solo aquello que Dios quiera que escriban; es también una moción infalible, aunque sin menoscabo de la libertad del escritor sagrado, que mueve la voluntad de este para escribir fielmente lo ha concebido en su inteligencia; por ultimo consiste también en una ayuda eficaz para que el autor sagrado (= hagiógrafo) encuentre el lenguaje y los modos apropiados para expresar con infalible verdad todo lo que ha concebido y querido escribir.

De esta forma, Dios es el autor principal de la Biblia, y los escritores sagrados o hagiógrafos también son verdaderos autores, aunque subordinados, a modo de instrumentos inteligentes y libres, en menos de Dios.

Según esto, el libro inspirado es el fruto de una acción de Dios y del hombre, de manera que todos los conceptos y todas las palabras del texto sagrado se deben simultáneamente a Dios y a su instrumento.

Nada hay en la Biblia que no este inspirado por Dios.

lunes, 27 de agosto de 2007

2. La Revelacion de Dios

La palabra “revelación” significa quitar el velo que oculta algo. En el lenguaje religioso quiere decir la manifestación que Dios hace a los hombres de su propio ser y de aquellas otras verdades necesarias o convenientes para la salvación.

Dios se da a conocer al hombre de dos maneras: una es a través de sus criaturas, al modo como un artista a través de su obra; este es nuestro conocimiento natural acerca de Dios, descrito en el libro de la Sabiduría 13, 1-5. Esto es lo que San Pablo recordaba a los creyentes de Roma, cuando escribía que las perfecciones invisibles de Dios, su eterno poder y su divinidad, se hacen visibles a la inteligencia a través de las cosas creadas (cf. Rom 1, 20).

Pero Dios no se ha contentado con que el hombre tenga ese conocimiento natural, sino que El mismo se ha dado a conocer de una manera directa, como enseña la Carta a los hebreos: “En diversos momentos y de muchos modos hablo Dios en el pasado a nuestros padres por medio de los profetas. En estos últimos días nos ha hablado por medio de su Hijo, a quien instituyo heredero de todas las cosas” (Hb 1, 1-2). Esta hacino de Dios es la Revelación sobrenatural o divina.

Con una sabia pedagogía Dios escogió al pueblo de Israel para manifestarse gradualmente, por medio de los Profetas, en el Antiguo Testamento. Esta Revelación tiene su plenitud en Jesucristo, el Hijo de Dios hecho hombre, que nos ha comunicado toda la verdad.

Así en la Iglesia, junto a la Sagrada Escritura, existe la Sagrada Tradición. Ambas constituyen el depósito de la Revelación de Dios referente a la fe y las costumbres, entregado por Cristo a los Apóstoles y por estos a sus sucesores hasta llegar a nosotros.

De esta forma, la Sagrada Tradición y la Sagrada Escritura constituyen el medio por el que nos llega la revelación salvadora de Dios.

Gracias a la Tradición, la Iglesia conoce el canon de los libros sagrados y los entiende cada vez con más profundidad. Por esta razón, la Biblia no puede ser entendida sin la Sagrada Tradición.

Esta Sagrada Tradición se contiene principalmente en las enseñanzas del Magisterio universal de la Iglesia, en los escritos de los Santos Padres y en las palabras y usos de la Sagrada Liturgia.

Tanto la Tradición como la Escritura han sido confiadas a la Iglesia y, dentro de ella, solo al Magisterio corresponde interpretarlas auténticamente y predicarlas con autoridad. Y así, ambas se han de recibir e interpretar con el mismo espíritu de devoción.

domingo, 26 de agosto de 2007

1. Que es la Biblia?



Aprovechando el mes de la Biblia, deseo hacer una introduccion general al estudio de la Biblia.

La Biblia o Sagrada Escritura es la colección de libros que escritos bajo la inspiración del Espíritu Santo, tienen a Dios por autor y como tales libros divinos e inspirados han sido entregados a la Iglesia.

Si queremos entender que son los libros sagrados, lo primero que hay que hacer notar es que esos libros, a diferencia de todos los demás que existen en el mundo, tienen dos características propias y exclusivas:

La primera es que son de origen divino, debido a una acción peculiar que es la inspiración divina de la Sagrada Escritura;

la segunda es que la Biblia ha sido entregada por Dios a su Iglesia como un sagrado deposito y don divino, que ha de guardar, interpretar y exponer a los hombres para que estos, conociendo y amando a Dios en esta vida, puedan recibir la bienaventuranza eterna.

Debemos tener presente que la lectura de la Sagrada Escritura, además de darnos un conocimiento de lo que es Dios en si mismo, debe producir en nosotros un aumento del amor de Dios y del amor al prójimo; es mas, se puede afirmar que si no se consigue este aumento de la caridad no se ha entendido del todo la Sagrada Escritura. “Todo el que conozca que el fin de la Ley es la caridad que procede de un corazón puro, de una conciencia buena y de una fe no fingida…” (1 Tim 1, 5).

Después explicare mas detenidamente esas dos características; solo quiero ahora exponer unas cuantas nociones acerca de la Revelación divina.

sábado, 25 de agosto de 2007

SEPTIEMBRE, EL MES DE LA BIBLIA



Este mes sera una gracia para nuestra vida cristiana, porque tendremos la oportunidad de conocer mejor la vida de Nuestro Senor Jesucristo. Procurare ayudarles a conocer el ministerio de Jesus en Galilea, y el ministerio de Jesus en su camino hacia Jerusalen y en su permanencia en Jerusalen, donde murio por todos nosotros. En fin... preparemonos para conocer mejor la esencia de nuestra fe.



TEMA: Evangelio segun San Mateo. "El evangelio de la Iglesia discípula".

CONTENIDO: 18 encuentros.

Pueden conseguir la cartilla en la Libreria de la Conferencia Episcopal de Colombia
(detras de la Escuela Militar de Cadetes y al lado de la carcel de mujeres El Buen Pastor).
Tel (1) 437 55 40 ext 264 - Bogotá D.C.
e-mail: pastoralbiblica@cec.org.co
Tel 437 55 40 ext 247

Una cartilla cuesta $3.500

Dios los guarde, P. Rafael

Para vivir el domingo XXI del T.O.



Buenos días. Como mañana es domingo, los invito desde hoy a preparar el encuentro con Jesucristo y con la Iglesia en la Eucaristia dominical.
En adelante, procurare enviarles los textos de las lecturas para que crezcan en su vida espiritual. Pido a Dios para que seamos verdaderos discipulos y misioneros de Cristo. Atte. P. Rafael
Domingo 26 de agosto de 2007

Primera lectura: Isaias 66, 18-21: Salmo de respuesta: Salmo 117 (116) 1.2 Segunda lectura: Hebreos 12, 5-7. 11-13 Evangelio: Lc 13, 22-30

EL DOMINGO ES

PARA DEDICARLE TIEMPO A DIOS...

DESCANSAR... DIVERTIRSE ...

Y DEDICARLE TIEMPO A LA FAMILIA

viernes, 24 de agosto de 2007

Consagrar a Cristo nuestra vida

Hoy es la fiesta de este Santo Apostol. Uno de los Doce. A proposito, sabes la etimologia de este nombre? Viene del hebreo "bar-Talmay" que significa "hijo de Talmay".

Realmente no tenemos noticias importantes de este Apostol. Tradicionalmente es identificado con Natanael, que significa "Dios a dado". Este era originario de Cana de Galilea y, por tanto, es posible que haya sido testigo ocular de algun gran milagro de Jesus en ese lugar, como por ejemplo, convertir el agua en vino (cf. Juan 2, 1-11).


Me encanta el dialogo (cf. Jn 1, 45-51) entre Felipe, Natanael y Jesus:

Felipe: "Aquel de quien escribieron Moises y los Profetas, lo hemos encontrado"

Natanael: "De Nazaret puede salir algo bueno?"

Felipe: "Ven y veras"

Jesus: "Ahi teneis a un israelita de verdad..."

Natanael: "De que me conoces?"

Jesus: "Antes de que Felipe te llamara... yo te vi"

Natanael: "Rabi, tu eres el Hijo de Dios, tu eres el Rey de Israel"

Jesus: "Por haberte dicho que te vi... crees? Has de ver cosas mayores"


Pienso en nuestra relacion con Jesus, es decir, en nuestra espiritualidad. No podemos contentarnos con las palabras. Felipe, en su respuesta, presenta a Natanael una invitacion significativa "Ven y lo veras". Nuestro conocimiento de Jesus tiene necesidad sobre todo de una experiencia viva: el testimonio de otra persona es ciertamente importante, pero nosotros mismos tenemos que quedar involucrados personalmente en una relacion intima y profunda con Jesucristo, para llegar a decir, como los samaritanos a la mujer "Ya no creemos por tus palabras, pues nosotros mismos hemos oido y sabemos que este es verdaderamente el Salvador del mundo" (Jn 4, 42).


De todos modos, lo mas cuenta del dialogo es la confesion de fe que al final profesa Natanael: "Rabi, tu eres el Hijo de Dios, el Rey de Israel". Esto quiere decir que a Jesus se le reconoce por su relacion especial con Dios Padre, del que es Hijo Unigenito, y tambien se le reconoce por su relacion con el pueblo de Israel, de quien es llamado Rey, atribucion propia del Mesias esperado.


Segun la Tradicion, San Bartolome fue a predicar a la India y alli murio martirizado. Respecto a su muerte, sabemos que fue despellejado.

Sus reliquias estan en Roma, en una Iglesia en la Isla del Tiber.


Mis buenos amigos: San Bartolome nos ensena que la adhesion a Jesus puede ser vivida y testimoniada aunque no se realicemos obras sensacionales. El extraordinario es Jesus, a quien cada uno de nosotros estamos llamados a consagrar nuestra vida y nuestra muerte.


Dios bendiga la jornada de este dia. Un abrazo de amigo.


P. Rafael

jueves, 23 de agosto de 2007

Invitados a llevar una vida santa


Queridos amigos:
Hoy estamos celebrando la fiesta de Santa Rosa de Lima, la patrona principal de America Latina. Quiero contarles algo de ella. Nacio en Lima (Peru) en 1586. Fue la primera santa canonizada del Nuevo Mundo. Aunque fue bautizada con el nombre de Isabel, se le llamaba comunmente Rosa y ese fue el nombre que le impuso el Obispo de Lima Santo Toribio el dia de su Confirmacion.
Se propuso tener una vida de humildad, obediencia a la voluntad de Dios y abnegacion. Ingreso a la tercera orden de Santo Domingo y, a partir de entonces, se encerro en una cabana que habia construido en el huerto de su casa. Llevaba sobre su cabeza una cinta de plata con espinas, imitando la corona de espinas que le pusieron a Nuestro Senor Jesucristo. Su amor por Dios era tan grande que cuando oraba cambiana el tono de su voz y su rostro se iluminaba. Murio el 24 de agosto de 1631 a los 31 anos de edad.
Los invito a hacer de nuestra vida un himno a Dios, como lo hicieron tantos hombres y mujeres como San Francisco de Asis, Santa Clara de Asis, San Juan de Dios, San Vicente de Paul, San Martin de Porres, San Juan Bosco y tantos otros que se caracterizaron por las obras de caridad y una vida verdaderamente consagrada a Dios.
Los invito a imitar a Cristo en la pureza de vida - tambien llamada virtud de la castidad -, en el desprendimiento de lo material - tambien llamada virtud de la pobreza - y en la humildad - tambien llamada virtud de la obediencia -.
Al mundo de hoy, a los esposos, a los jovenes, al clero, a las religiosas, a todos nosotros nos falta santidad. La crisis del mundo es de santidad, es decir, de desear vivir como Dios: un signo elocuente de su amor misericordioso.
Dios los bendiga hoy y todos los dias.
P. Rafael

miércoles, 22 de agosto de 2007

Los invito a darle gracias a Dios

Queridos amigos: Como les comentaba el viernes, estoy empezando a estudiar lo que dijeron nuestros Pastores en Brasil. El documento conclusivo de la V Conferencia General del Episcopado Latinoamerticano realizada en Aparecida - Brasil - en mayo pasado, comienza invitandonos a considerar que aunque estamos viviendo un tiempo de grandes cambios y dificultades, no podemos afligirnos y bajar la guardia; al contrario, afrontar la realidad como discipulos de Jesucristo, con la sabiduria y el don de la fe que surgen del encuentro con El. No podemos olvidar que el encuentro mas importante y decisivo de nuestra vida, que nos llena de luz, de fuerza y e esperanza es el encuentro con Jesus. Aqui esta la solucion a la triste realidad que vive nuestra sociedad y nuestra Iglesia.
Los invito a ser agradecidos con Dios.
Oremos a Dios, junto con nuestros Obispos latinoamericanos:
Gracias, Padre nuestro, porque nos ha llama­do a ser instrumentos de su Reino de amor y de vida, de justicia y de paz. Gracias por habernos he­cho sus colaboradores para que seamos solidarios con su creación de la cual somos responsables. Lo bendecimos porque nos ha dado la naturaleza creada que es su primer libro para poder cono­cerlo y vivir nosotros en ella como en nuestra casa.

Gracias porque nos ha dado el don de la palabra, con la cual nos podemos comunicar con El por medio de su Hijo, que es su Palabra, y entre nosotros. Damos gracias a Él que por su gran amor nos ha hablado como amigos. Lo bendecimos porque se nos da en la celebración de la fe, espe­cialmente en la Eucaristía. Gracias por los numerosos y admirables dones que nos ha otorgado, culmina en la celebración central de la Iglesia, que es la Eucaristía, alimento substancial de los discípulos y misioneros. También por el Sacramento del Perdón que Cristo nos ha alcan­zado en la cruz. Lo alabamos por el regalo de su Ma­dre Santísima, Madre de Dios y Madre de la Iglesia, estrella de la evangelización renovada, primera discípula y gran misionera de nuestros pueblos.

Damos gracias a Dios y nos alegramos por la fe, la solidaridad y la alegría, caracte­rísticas de nuestros pueblos trasmitidas a lo largo del tiempo por las abuelas y los abuelos, las madres y los padres, los catequistas y tantas personas anónimas cuya caridad ha mante­nido viva la esperanza en medio de las injusticias y adversidades.

Dios los bendiga hoy y todos los dias.
P. Rafael

viernes, 17 de agosto de 2007

Saludo Inicial




Buenas tardes amigos:

Les cuento que estoy leyendo juiciosamente el documento conclusivo de Aparecida. Se lo recomiendo. Ya lo estan vendiendo en la Libreria San Pablo. Tambien lo pueden ver en la pag del CELAM. Luegos hacemos mas comentarios. Un abrazo. P. Rafael