La palabra “revelación” significa quitar el velo que oculta algo. En el lenguaje religioso quiere decir la manifestación que Dios hace a los hombres de su propio ser y de aquellas otras verdades necesarias o convenientes para la salvación.
Dios se da a conocer al hombre de dos maneras: una es a través de sus criaturas, al modo como un artista a través de su obra; este es nuestro conocimiento natural acerca de Dios, descrito en el libro de la Sabiduría 13, 1-5. Esto es lo que San Pablo recordaba a los creyentes de Roma, cuando escribía que las perfecciones invisibles de Dios, su eterno poder y su divinidad, se hacen visibles a la inteligencia a través de las cosas creadas (cf. Rom 1, 20).
Dios se da a conocer al hombre de dos maneras: una es a través de sus criaturas, al modo como un artista a través de su obra; este es nuestro conocimiento natural acerca de Dios, descrito en el libro de la Sabiduría 13, 1-5. Esto es lo que San Pablo recordaba a los creyentes de Roma, cuando escribía que las perfecciones invisibles de Dios, su eterno poder y su divinidad, se hacen visibles a la inteligencia a través de las cosas creadas (cf. Rom 1, 20).
Pero Dios no se ha contentado con que el hombre tenga ese conocimiento natural, sino que El mismo se ha dado a conocer de una manera directa, como enseña la Carta a los hebreos: “En diversos momentos y de muchos modos hablo Dios en el pasado a nuestros padres por medio de los profetas. En estos últimos días nos ha hablado por medio de su Hijo, a quien instituyo heredero de todas las cosas” (Hb 1, 1-2). Esta hacino de Dios es la Revelación sobrenatural o divina.
Con una sabia pedagogía Dios escogió al pueblo de Israel para manifestarse gradualmente, por medio de los Profetas, en el Antiguo Testamento. Esta Revelación tiene su plenitud en Jesucristo, el Hijo de Dios hecho hombre, que nos ha comunicado toda la verdad.
Así en la Iglesia, junto a la Sagrada Escritura, existe la Sagrada Tradición. Ambas constituyen el depósito de la Revelación de Dios referente a la fe y las costumbres, entregado por Cristo a los Apóstoles y por estos a sus sucesores hasta llegar a nosotros.
De esta forma, la Sagrada Tradición y la Sagrada Escritura constituyen el medio por el que nos llega la revelación salvadora de Dios.
Gracias a la Tradición, la Iglesia conoce el canon de los libros sagrados y los entiende cada vez con más profundidad. Por esta razón, la Biblia no puede ser entendida sin la Sagrada Tradición.
Esta Sagrada Tradición se contiene principalmente en las enseñanzas del Magisterio universal de la Iglesia, en los escritos de los Santos Padres y en las palabras y usos de la Sagrada Liturgia.
Tanto la Tradición como la Escritura han sido confiadas a la Iglesia y, dentro de ella, solo al Magisterio corresponde interpretarlas auténticamente y predicarlas con autoridad. Y así, ambas se han de recibir e interpretar con el mismo espíritu de devoción.
1 comentario:
aunque la explicacion que usted hace de lo que significa la revelacion de Dios le pediria que se ampliara sobre lo que significa la tradicion de la Iglesia
muchas gracias
atentamente
Profr. A Pablo Pacheco
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