viernes, 14 de septiembre de 2007

9. El Nuevo Testamento


Nuevo Testamento (NT) indica la nueva y definitiva etapa de la Historia Sagrada establecida por Jesucristo, que sustituye y lleva a su plenitud la Revelación y las realidades del Antiguo Testamento (AT). Los escritores cristianos han empleado ambas expresiones desde el siglo I.

La promesa de salvación, hecha por Dios en el paraíso terrenal después del pecado original (cf. Gn 3, 15), fue ratificada con una alianza a Abrahán (cf. Gn 17) y renovada a Isaac y a Jacob (cf. Gn 26 y 28). Mas tarde, por medio de Moisés, fue sellada con el sacrificio de unas victimas (cf. Ex 24, 1-11).

En el NT, Dios cumple la promesa al establecer Jesucristo, con su muerte en la Cruz, la Nueva y Eterna Alianza. La expresión “Nuevo Testamento” esta tomada de las mismas palabras de Jesus pronunciadas en la institución del Sacrificio Eucarístico (cf.1 Cor 11, 25). El Sacrificio que cristo ofrece en la Cruz constituye la Nueva y definitiva Alianza, llamada también Nuevo Pacto o Nuevo Testamento.

Desde el siglo II se entiende por “Nuevo Testamento” la colección de libros inspirados por Dios, que contienen la Revelación plena y definitiva de Nuestro Señor Jesucristo.

El NT se compone de 27 libros, todos ellos escritos en la segunda mitad del siglo I. Normalmente se dividen en 3 grupos: 1) Históricos: Evangelios y Hechos de los Apóstoles; 2) Didácticos:14 Cartas paulinas y 7 Cartas católicas; 3) Proféticos: Apocalipsis.

Muy pronto estos escritos, tal como hoy los poseemos, fueron recibidos por la Iglesia como los nuevos libros sagrados, uniéndolos a los del AT, que había recibido también como un don de Dios. Ambas colecciones de libros componen la Biblia.

De manera semejante a como Jesucristo cumplió las promesas de Dios hechas por medio de los Patriarcas y Profetas de la Antigua Alianza, en los libros del NT queda consignado por escrito el cumplimiento de esas promesas. Por esta razón, el AT puede llamarse promesa o profecía del NT, y el NT cumplimiento del AT.

El NT debe ser leído con el respeto y veneración que exigen su origen divino y su finalidad de salvación. Como dice el Concilio (DV.17): “La palabra divina, que es poder de Dios para la salvación de todo el que cree, se presenta y manifiesta su vigor de manera especial en los escritos del NT. Pues al llegar la plenitud de los tiempos, el Verbo se hizo carne y habito entre nosotros lleno de gracia y de verdad. Cristo instauro el Reino de Dios en la tierra, manifestó a su Padre y a Si mismo con obras y palabras, y llevo a termino su obra con su Muerte, Resurrección y gloriosa Ascensión, y con la misión del Espíritu Santo.

Levantado de la tierra, atrae a todos a Si mismo. El es el único que tiene palabras de vida eterna. Pero este misterio no fue descubierto a otras generaciones, como es revelado ahora a sus santos Apóstoles y Profetas en el Espíritu Santo, para que predicaran el Evangelio, suscitaran la fe en Jesucristo y congregaran la Iglesia. De todas estas cosas los escritos del NT son el testimonio perenne y divino”.

El NT contiene la Buena Nueva, es decir, el Evangelio de Jesucristo: el que predico el mismo Señor, y el que por mandato suyo predicaron los Apóstoles. Dios quiso que fueran escritos los libros del NT para que, predicados y comentados auténticamente por la Iglesia, los hombres y mujeres puedan disponer de este medio excelente de conocer a Jesucristo, Camino para la humanidad, Verdad para nuestras inteligencias y Vida de nuestras almas.

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